Recibir un masaje facial es una de las sensaciones más relajantes y tranquilas que existen. Además, este tipo de masaje mejora la circulación sanguínea del rostro, elimina o reduce las tensiones acumuladas y, al movilizar los tejidos de la piel, también es una buena manera de rejuvenecerla y hacer que luzca más firme y tersa.
Recomendable contratar el masaje después de una limpieza o tratamiento facial.